Por si está pensando visitar París, la capital francesa propone una nueva manera de recorrer sus bouvelards y, literalmente, zambullirse en el río Sena. Se trata del autobús Marcel, un vehículo anfibio fabricado durante la Segunda Guerra Mundial y reciclado como un nuevo medio de transporte turístico. RFI subió a bordo para contárselo.
Alrededor de una decena de personas hacían cola al pie de la Torre Eiffel, preparándose para subir al autobús azul decorado con patos, casi como una atracción de Disneylandia.
En los calurosos días de verano, todas las ventanas están abiertas y los chalecos salvavidas rojos se apilan en el techo del coche, lo que hace que los pasajeros se sientan como si estuvieran sentados en un barco en lugar de en un bus.
Marie-Claire, una habitante de París y quien lo ha visto pasar muchas veces, pensó que la idea de «viajar por la carretera y luego sumergirse en el agua era impresionante», así que reservó un billete para probarlo.
El vehículo, que está equipado con hélices y cascos de barco, pertenece a la empresa Les Canards de París y tiene capacidad para 20 pasajeros. Una vez en marcha, el guía turístico comparte en inglés y francés las historias de los lugares del recorrido: Trocadéro, el puente Alejandro III o el Arco de Triunfo, sin olvidarse de ir generando espectativa por lo que vendrá: «¿Sabías que este autobús tiene un superpoder y todo el mundo lo descubrirá en los próximos 40 minutos?». Lo que vendrá es el zambullido en el Sena, a la altura de un barrio contiguo al de París, Boulogne Billancourt.
“Marcel no va muy rápido, mamá”, dice un joven pasajero. El primer autobús anfibio de París tiene 11 metros de largo, 2,5 metros de ancho y 3,92 metros de alto. Circula a una velocidad de 10 km/h sobre el asfalto. Al entrar en el agua, las ruedas se convierten en timones, el casco del autobús está hecho del mismo material impermeable que el casco. El motor es de último modelo y cumple con las normas europeas de contaminación.
Paul Michel, cofundador de Les Canards de Paris, explica a RFI: “El timón del vehículo permite la navegación cuando se mueve en el agua, mientras que la hélice permite que el vehículo avance. Lo interesante del vehículo anfibio es que el volante no es demasiado grande. En la parte delantera también tenemos dos ruedas y el volante es del mismo tamaño y permite una buena maniobrabilidad. Marcel es un coche cuyas ruedas le permiten moverse en la carretera y le ayudan a navegar como barcos en el agua, algo que los vehículos convencionales no pueden hacer».
La idea de instalar un vehículo anfibio en París en realidad surgió de Estados Unidos. Durante un viaje, el fundador Paul Michel pudo probar un bús similar y se preguntó «¿por qué un coche así no está disponible en Francia?». Junto con su amigo Philippe Maillet, Michel fundó Les Canards de Paris en 2021. En plena pandemia, fue un gran desafío porque los turistas escaseaban pero lo más engorroso, admite, fue la obtención, al cabo de un año de burocracia, de la licencia de circulación de este inédito anfibio turístico de París.
Paul Michel explicó: “En Francia, los autobuses se consideran barcos-bateaux-mouche y deben cumplir ambas normas. Esto no es fácil, ya que hay que seguir unas 10.000 páginas de reglamentos. Si el autobús tiene 10 metros de largo, cada milímetro es una página de normativa que hay que leer, comprender, aplicar y comprobar. A veces, para comprobar si cumplimos o no la normativa, tenemos que inspeccionar. Por ejemplo, tomar muestras de autobuses y quemarlas en laboratorios para realizar pruebas».
Vehículos militares de la Segunda Guerra Mundial
En cuanto al origen del vehículo anfibio, según la Asociación de Coleccionistas de Vehículos Militares (AFCVM), la fabricación de este GMC DUKW 353 remonta a 1942 en Michigan, donde fueron probados sus dos sistemas de propulsión en la parte trasera de cara a la Segunda Guerra Mundial.
Luego de producir las primeras 2000 unidades, el fabricante agregó un sistema que permite ajustar la presión de los neumáticos, para que los vehículos DUKW puedan adaptarse a todo tipo de terreno, incluidos los suelos rocosos. Este vehículo en particular fue diseñado para transportar equipos de comida o soldados desde navíos que no podían desembarcar cerca de las playas.
Se utilizaron vehículos anfibios Duck como este en el asalto de la Pointe du Hoc, el 6 de junio 1944, durante el desembarco en la Normandía francesa. Paul Michel contó que cuando terminó la guerra, el ejército vendió estos coches y sus compradores los adaptaron para el turismo.